Eduardo Oderigo deslumbró al público con su charla sobre los Espartanos
Ayer por la tarde y ante una importante cantidad de público que asistió a la Casa de la Cultura, Eduardo “Coco” Oderigo brindó una charla en donde contó cómo fue que nació su fundación los Espartanos, la cual se dedica, a través del deporte, la espiritualidad y el trabajo, a ayudar a las personas privadas de su libertad a reinsertarse socialmente.
Eduardo contó que todo inició cuando por pedido de un amigo, conoció una cárcel. “Yo estudiaba abogacía, trabajaba en los juzgados y jugaba al rugby con este amigo que me insistió con conocer un penal”. Luego explicó que una vez que recorrió el lugar se dio cuenta que tenía que hacer algo. A los dos meses de la primera visita a una cárcel, volvió para hablar con el director y le propuso enseñar rugby, esto fue en marzo del 2009.
Desde ese momento y de manera muy resumida Eduardo explicó algunas de las tantas dificultades que se le presentaron en los inicios. Las anécdotas del primer partido y cómo se ganó la confianza de los penitenciarios… fueron algunas de las experiencias contadas.
Posteriormente narró que luego de cuatro años de ir todos los martes a la cárcel para brindar las clases de rugby, había muchos internos que participaban pero… no había cambios en el comportamiento de ellos. De a poco y con la ayuda de distintas personas que se empezaron a sumar a su proyecto, lograron que los presos se interesaran no solo por el deporte, sino también por expresar sus emociones, por hablar, por descubrir sus motivaciones….
La insistencia y los “NO” con los que se encontró Eduardo, hicieron que siguiera adelante. La ayuda de quienes se fueron sumando para aportar en lo que cada uno sabe también fue fundamental para llegar a donde hoy están.
En el transcurso de la charla refirió, por ejemplo, de la visita al Papa Francisco con 10 Espartanos y varios voluntarios y dejó demostrado que cuando hay motivación, se puede.
Antes de finalizar explicó cómo funciona la integración con las empresas que forman parte de la Fundación a través de las cuales se brindan “segundas oportunidades” a los detenidos que logran su libertad.
Por su parte, el madariaguense Nahuel Tetáz Chaparro contó su historia, cómo fue a buscar el rugby, porque acá no había. Sus entrenamientos en Pinamar y luego en Mar del Plata porque el club se disolvió, las dificultades para llegar a esos entrenamientos y la importancia de insistir en lo que le apasionaba.
Ambos testimonios fueron claros, concisos y dejaron demostrado que cuando se quiere, se puede, lo que sin dudas logró que todo el público presente aplaudiera de pie tanto a “Coco” como a Nahuel.